Arte:
A
través del Llamado el Renacimiento cultural, México vivió uno de los cambios
más significativos
Las
imágenes de José Guadalupe Posada (1852-1913), que eran plasmadas en hojas
volantes, fueron unos de los
antecedentes del muralismo y la revolución. Eran estampas y grabados que
llegaban al pueblo analfabeto para ser disfrutados, por lo cual se convirtieron
en un lenguaje ideal para ellos.
Imagen
de https://revistaiboga.com
Nacido de la revolución e iniciado en 1910, el
muralismo contó con el patrocinio del gobierno triunfante y en especial con el
del secretario de Educación de entonces, José de Vasconcelos, quien creía que
el arte debía llegar masivamente al pueblo para educarlo y enaltecer la
identidad americana. Los artistas fueron contratados para promover los
objetivos políticos de la revolución; la creación artística fue acogida como
símbolo de la creatividad inherente y de la industria de la nación y, por lo
tanto, entendida como representación de los principios de la revolución
Imagen de http://sipse.com/entretenimiento
Figuras
como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros (los tres
grandes) se situaron a la vanguardia de este movimiento.
José Guadalupe Posada fue padre
del surrealismo y del expresionismo mexicano. Su Calavera catrina (1913),
cincografía, aparece reproducida en numerosos libros de arte mexicano y
latinoamericano. Esta esfinge fue retomada por Diego Rivera en algunas de sus obras.
Sin
embargo, el muralismo no creció aislado de las tendencias vanguardistas del
viejo continente. Diego Rivera pintó en Europa sus primeras obras cubistas, con
un colorido ligado al arte popular mexicano. Siqueiros y Orozco tuvieron
contacto con el expresionismo, y muchos de sus trabajos se caracterizan por una
inherente fuerza expresiva.
Imagen
de http://www.biografiasyvidas.com
David
Alfaro Siqueiros (1896-1974), en 1919 viajó a Europa, dos años más tarde,
conjuntamente con Rivera, lanzó el "Manifiesto a los artistas de
América". Al regresar a México, en 1922, participó con Rivera y Orozco en
la campaña mural en la Escuela Nacional Preparatoria, promovida por
Vasconcelos. Trabajó en la conformación del Sindicato de Obreros Técnicos,
Pintores y Escultores, y publicó el periódico El Machete, con textos que
proponían la acción de la mano de la revolución.
Periodismo:
La
prensa fue el medio de comunicación decimonónico por excelencia y a través suyo
circuló noticias, literatura, nuevas corrientes ideológicas.
A
Porfirio Díaz se atribuye el apoyo para la apertura de El Imparcial que fue
entonces el periódico más moderno de México. Fundado en 1896 por Rafael Reyes
Espíndola, El Imparcial tomó el modelo clásico de los periódicos estadunidenses.
El
taller de El Imparcial contó con las primeras rotativas del país, así como los
primeros linotipos, excelente infraestructura que le sirvió para publicar las
revistas El Mundo y El Mundo Ilustrado, desapareció en 1914.
Después
del cierre de El Imparcial, el primero de octubre de 1916 el constitucionalista
Félix F. Palavicini funda El Universal y el 18 de marzo de 1917 Rafael Alducín
hace lo propio con Excélsior, El
Informador, 5 de Octubre de 1917 por Jesús Álvarez del Castillo junto con sus
socios Ramón Castañeda y Eugenio Pinzón, El Porvenir, 31 de Enero de 1919
Literarura:
Cuando
termina el conflicto civil, el tema de la Revolución apareció como tema en
novelas, cuentos y obras teatrales en las plumas de Mariano Azuela o Rodolfo
Usigli. Esta tendencia sería antecedente del florecimiento de una literatura
nacionalista, que tomó cuerpo en la obra de escritores como Rosario Castellanos
o Juan Rulfo.
También
aparece en escena una literatura de corte indigenista, que pretende retratar el
pensamiento y la vida de los pueblos indígenas de México, aunque irónicamente,
ninguno de los autores fuera indígena. Entre ellos hay que señalar a Miguel
Ángel Menéndez Reyes, a Ricardo Pozas y a Francisco Rojas González.
Otro
movimiento literario del país lo constituyó el grupo de Los Contemporáneos en
la década de los años 30, que agrupaba a figuras como el periodista Salvador
Novo y los poetas Xavier Villaurrutia y José Gorostiza.
Corridos:
En
México, aparecerá el corrido, que alcanza su plenitud con la gesta
revolucionaria, cuando las batallas y heroísmos, fusilamientos y quemazones,
eran el pan de cada día.
Todos
estos sucesos eran contados con lujo de detalles por verdaderos artistas de la
palabra en las plazas, ferias y mercados, acompañados únicamente por su
guitarra.
La
Mayoría de las anécdotas que presentan
eran independientes entre sí y cada una cuenta con conflictos dramáticos
distintos; aunque todos relacionados con la injusticia social que se vivía en
el país en tiempos de la revolución.
Imagen de
http://www.bibliotecas.tv/
La participación
de la mujer:
Antes del movimiento
revolucionario, el gobierno aprobó el Código Civil Mexicano donde drásticamente
se restringían los derechos de las mujeres al hogar. Este documento legislaba las
muchas desigualdades sociales, económicas, políticas y religiosas que sufrían
las mujeres bajo el régimen de Porfirio Díaz.
Una
vez comenzada la Revolución y a la par de los revolucionarios, muchas mujeres
tuvieron participación activa al tomar las armas e incorporarse a los grandes
contingentes de lucha.
Imagen de www.belelu.com
Son
muchas las mujeres que dieron el precedente a las generaciones posteriores en
cuanto a tácticas políticas. Dentro de la historia de la revolución están las
famosas mujeres llamadas soldaderas (adelitas) mujeres soldados, quienes
acompañaban a “sus hombres” al frente de las batallas, y servían de espías,
informantes, estrategas, enfermeras y lavanderas, al mismo tiempo que criaban a
sus hijos; ellas tenían que procurar los alimentos tanto en su preparación como
en su abasto para alimentar así a sus hombres. El estar en esos ambientes les permitió
aprender técnicas militares, así como portar armas sin ningún problema,
obteniendo con ello experiencias que las colocaron en puestos estratégicos, llegando
así a altos grados militares
La
presencia de la mujer en la Revolución Mexicana, no sólo se limitó a estar a la
sombra del hombre en el campo de batalla, sino que desempeñó funciones
importantes como despachadoras de trenes, telegrafistas, enfermeras,
farmacéuticas, empleadas de oficina, reporteras, editoras de periódicos, encargadas
de negocios y académicas. Al probar sus habilidades y destrezas, las mujeres dieron
un giro diferente a su vida y a su papel en una sociedad colapsada por luchas
sociales prolongadas y violentas, heredando una vida mejor para las
generaciones que conformaron una nueva sociedad mexicana.
Referencias:
Entre
tanto Megazine, México: La revolución del
arte, 1910-1940, (2013), recuperado de: http://www.entretantomagazine.com/2013/07/09/mexico-la-revolucion-del-arte-1910-1940/
Museo
de la Prensa, (2010), recuperado de: http://museodelaprensa.org.mx/index.php
Torres
Hernández María Patricia, Ensayos
Bicentenarios, IV. La participación
social de la mujer (1810-1920),(sf) [archivo PDF], recuperado de: http://www.fca.unam.mx/docs/ensayos_bicentenario/participacion.pdf
Corridos
mexicanos y sus orígenes, (Junio 6, 2008), recuperado de: http://www.oem.com.mx/esto/notas/n760313.htm
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